24/7/13

Cosas útiles e inútiles que me llevé al hospital

Bueno, ahora que ya estoy en casa, puedo valorar las cosas que realmente me sirvieron en el hospital y las que no. Ahí van las cosas útiles:

-Crema hidratante de labios. Fue muy útil el consejo que leí en un blog sobre la hidratación de los labios. Yo pensaba, ingenuamente, que al ser verano, no me haría falta, pero me llevé un tarrito de crema de labios  por si acaso. Pues, como estuve tantos días sin beber, tuve los labios casi cortados de secos, así que este ungüento de labios fue superútil.

-Crocs. Me los compré por consejo de algun@s de vosotr@s. Fueron bien útiles porque después de tantos días sin moverme, tenía los pies algo hinchados, y como los Crocs son más anchos que los zapatos normales, me iban mejor que las zapatillas que uso en casa.

-Ambientador eléctrico. Quizás os haya sorprendido que no haya hablado para nada del tema del gas. Es que no tuve ningún dolor asociado a ello o que le pudiera atribuir. Quizás me pusieron poco o los eliminé rápidamente. Pero, en todo caso, los eliminé basicamente por arriba, así que la función principal por la que compré el ambientador, en realidad no se dió, pero ese aroma diferente al de hospital fue valorado tanto por las visitas como por las enfermeras.

-Faja ortopédica, de la que tanto me quejé al principio. Como ya he comentado en las entradas anteriores, ha resultado utilísima. Llevo una camiseta de algodón de tirantes debajo y, encima, la faja, de manera que así la faja no toca la piel y si me cambio la camiseta cada día, la faja se mantiene limpia. Ya sé que a much@s de vosotr@s no os la han pedido pero, de verdad, si tenéis oportunidad, comprad una. Tiene que ser ortopédica y hecha a medida para que se adapte bien a cada cuerpo, pero vale la pena. A mi me costó 110 € pero incluye todos los arreglos posteriores.

-Ropa cómoda para estar en la habitación, puesto que los dos últimos días ya no llevaba la bata de hospital sino mi ropa (al no llevar sueros, no tenía sentido la bata, según me comentaron en el hospital.) Aunque tengo que confesar que llevé mucha más de la que utilicé. Incluso ropa interior.

-Abanico. Aunque tenía aire acondicionado en la habitación, había ratos que pasaba calor, así que el abanico me vino de perlas.

-Foulard de seda para el cuello. Bueno, como sé que el cuello es mi punto débil y si no lo llevo protegido me resfrío fácilmente, siempre tengo uno a mano. En el hospital me fue muy bien porque así pude tener el aire acondicionado toda la noche, estar fresquita y no pillar un resfriado que, después de la operación habría sido muy molesto por los espasmos de la tos, ¿no creéis? Por cierto que en la UCI, las enfermeras tuvieron el detalle de protegerme el cuello con una toalla, aún antes de yo comentarles nada.

-Teléfono móvil. Por supuestísimo. Sobretodo en los primeros días que no podía hablar: enviar y recibir mensajes de apoyo fueron de gran ayuda.

En el apartado de las cosas inútiles que me llevé hay una que destaca por sobre de todas:
-Champú en seco Klorane. Como no me podía duchar, el domingo que tenía visitas, decidí usar este champú que, según el bote, limpia el pelo sin tener que mojarlo. Se vaporiza a 30 cm, se deja actuar algo más de dos minutos y se cepilla. Pues bien, seguí las instrucciones (bueno, quizás la distancia eran 25 o 35 cm, ¡no tenía cinta métrica para medirlo!), pero el resultado fue nefasto, como si me hubiera echado talco en el pelo y luego, aunque lo cepillara, era imposible quitar todo el polvillo ese. Nada, que no me van a tomar el pelo nunca más, nunca mejor dicho. Además que no fue ningún regalo: 9,90 € en la farmacia.


-Pijama. Los primeros días dormía con la bata y sin nada más. Y los últimos con la camiseta de algodón y la faja. Y un pantaloncito corto de deporte, así que los pijamas llegaron y se fueron sin usar. Un peso inútil.

-Toallitas húmedas. Solamente usé un par, así que como me había llevado dos paquetes, me sobraron 48 de 50... Como en el hospital me tenían limpita y fresquita, no sudé y no necesité esta ayuda. Quizás en otro hospital me hubieran sido tremendamente útiles. En fin, yo prefiero prevenir y llevarme de más que de menos.

-Pañuelos de papel... Es que me llevé un pack de 10 paquetes. Decidme exagerada. Pues sí, lo soy. Y por eso, el pack se fue sin abrir (tenía un par más de paquetes en el bolso...).

-Braguitas extragrandes. Bueno, eso no me lo llevé porque no llegué a comprarlas, pero si lo hubiera hecho como se recomendaba en algunos blogs, no las habría necesitado, así que lo añado. Quizás es que, como he dicho, no tuve la sensación de estar demasiado hinchada y, cuando pude ponerme braguitas, las mías me sirvieron.

-Chaqueta de verano. Me la llevé por si tenía frío. Qué ilusa!

-Toallita Decathlon. Me lleve mi toalla mediana de microfibra por si acaso, pero en el hospital había unas buenas toallas y total, cuando pude lavarme (que no ducharme) usé las del hospital.

-Termo con caldo. Sí, es de justicia que añada el termo que hice cargar a Gabriel por si acaso no podía comerme el del hospital y que ni abrí.
 
Bueno, eso es todo en esta lista.
Un saludo a tod@s.

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